Hoy, el denominado Plantón 420 se retira para luchar desde otras vías, pues su estancia dejó de incomodar a las autoridades y atrajo a narcomenudistas que no abonan a la aprobación legal del consumo.
En modo de presión; los protestantes realizaban el plantón, donde consumían dicha planta para incomodar, informar y concientizar a los integrantes de la Cámara Alta con el objetivo que legalizaran su uso.
Sin embargo, esta actividad dejó de impactar a los legisladores, quienes normalizaron la protesta y designaron este espacio como un placebo para que los consumidores consideren que están ejerciendo un derecho que aún no se asienta en la Constitución: el libre uso de la yerba.
(El Universal)