En esta adaptación, la actriz describe su preparación como un viaje íntimo de aprendizaje y autodescubrimiento. Desde clases de historia, cocina tradicional mexicana y equitación, cada sesión fue una puerta a la época y cultura que daría vida a su personaje.
“Poco a poco, todos nos fuimos contextualizando en el lugar correcto”, comparte, reflejando el compromiso del equipo con capturar la autenticidad de la narrativa.
Formar parte de una historia que ha tocado generaciones representa para ella un honor profundo, y su interpretación de este personaje nace desde un lugar de sanación personal. La conexión se intensificó al filmar escenas icónicas como la de las codornices y el impacto emocional que provocan en la familia De la Garza, un momento que describe como “mágico y lleno de libertad”.
(milenio)