Los bomberos mexicanos enfrentan condiciones laborales que rozan la precariedad mientras se les exige responder con rapidez y eficacia ante emergencias cada vez más complejas.
La modernidad y el cambio climático están elevando el nivel de exigencia, pero los recursos siguen siendo insuficientes.
Sin una norma nacional que regule la cantidad de estaciones y bomberos necesarios en cada ciudad, y sin un esquema de financiamiento claro, los llamados 'tragahumo' operan bajo presión y en riesgo constante.
(milenio)