El Kremlin dijo el lunes que el presidente Vladimir Putin había tomado la decisión de conceder asilo en Rusia a Bashar al-Asad, derrocado como presidente de Siria por una ofensiva relámpago de los rebeldes.
La caída de Asad supone un duro golpe para Irán y Rusia, que habían intervenido en los 13 años de guerra civil siria para tratar de apuntalar su gobierno a pesar de las exigencias occidentales de que abandonara el poder.
La marcha de Assad elimina un bastión desde el que Irán y Rusia ejercían su poder en Medio Oriente. El Kremlin dijo que Siria estaba sometida a una "inestabilidad extrema" y que era demasiado pronto para hablar del futuro de las bases rusas en el país.
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