Facebook Twitter Rss

Día Mundial de la Salud Mental

Es importante conocer los mecanismos necesarios que permitan que avancemos como sociedad en base en la compresión y atención a la Salud Mental.





10 de Octubre de 2022 a las 13:50 hrs -- Jimena Jimenez
Images_198691_thumb_sin_t%c3%adtulo

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la Salud Mental como un estado completo de bienestar físico, mental, social y no solamente como la ausencia de afecciones o enfermedades en el que el individuo es consciente de sus propias capacidades, y puede afrontar las tensiones normales de la vida, trabajar de forma productiva y hacer una contribución a su comunidad.

Por su parte, la secretaria de Salud define la salud mental como “la ausencia de psicopatología y, en un sentido más amplio, el desarrollo óptimo de las potencialidades individuales para el propio bienestar, la convivencia, el trabajo y la recreación”.

La Dra. María Elena Teresa Medina Doctora en Psicología Social, investigadora representante del Sistema Nacional de Investigadores. Además, miembro investigador en el Foro Consultivo Científico y Tecnológico en las áreas de Ciencias Sociales, Humanidades y Ciencias de la Conducta, argumenta “que una de cada 3 personas en México sufre alguna enfermedad mental a lo largo de la vida, entre las cuales sobresale la depresión, bipolaridad, ansiedad entre otras”.

También destacó “en los últimos 40 años y con un mayor énfasis en la década reciente, las enfermedades mentales han aumentado progresivamente y se presentan cada vez a una edad más temprana”. Situación que ha permitido a las autoridades de salud poner mayor énfasis en la atención médica especializada.

Especialistas en la materia señalan que la brecha entre el diagnóstico y el tratamiento de las enfermedades mentales, continúa siendo uno de los principales obstáculos para garantizar una mejor calidad de vida a quienes las padecen, ya que en promedio el paciente con algún trastorno mental llega a atención cuando su enfermedad tiene ya 10 años de evolución, lo que incurre en un abordaje tardío y, en consecuencia, en situaciones de discapacidad e inclusive la muerte. Un padecimiento mental no atendido puede traducirse en algún tipo de discapacidad, además de duplicar los riesgos de padecer repercusiones físicas.

La (OMS) estima; “que el 25% de las personas padecen uno o más trastornos mentales o del comportamiento a lo largo de su vida. Representando el 14% de la carga mundial de enfermedades y el 22% a nivel de América Latina. Además de afirmar que más de 350 millones de personas de todas las edades sufre de depresión globalmente”.

Las diferentes investigaciones realizadas en el marco preventivo de la salud mental reflejan un porcentaje cada vez más alto de personas menores a los 15 años, con problemas de comportamiento, la tendencia temporal muestra que se han doblado las posibilidades de que jóvenes en la etapa de la adolescencia, padezcan problemas del comportamiento relacionados con la ansiedad y la depresión

Los problemas mentales de jóvenes que no reciben algún tipo de apoyo o atención pueden estar relacionados con los resultados insuficientes en materia de educación, desempleo, estilos de vida peligrosos y un escaso cuidado de sí mismo; factores que aumentan el riesgo de enfermedades y una muerte prematura. Los trastornos de salud mental hoy representan 4 de las 10 principales causas de discapacidad en el país. Esto constituye que de cada 10 personas que sufren algún tipo incapacidad, 4 de ellas tienen su origen en un trastorno de salud mental.

Los datos estadísticos dejan ver un panorama totalmente desalentador, los problemas de salud mental en los jóvenes representa, un reto importante para la salud pública del país, se requiere lograr una asistencia eficaz, es necesario que exista una mayor conciencia social sobre los problemas de salud mental que permita una adecuada medida preventiva.

Es evidente la necesidad de prevenir en los mecanismos necesarios que permita que avancemos como sociedad en la comprensión y atención de la Salud Mental. Hace falta investigación que propicie valorar e identificar los factores asociados a la problemática.

En definitiva se requiere de conciencia social, mecanismos de intervención psicológicos cercanos a la población vulnerable, además de esquemas educativos preventivos y por supuesto la asistencia activa de la familia como medida primigenia que favorezca en los adolescentes el desarrollo de capacidades sociales, mejorar la aptitud para resolver problemas, generar una actitud comprometida e interesada en estructurar un proyecto de vida que permita que incorporar seguridad en sí mismos, lo que a su vez pueda prevenir comportamientos arriesgados y violentos.

Las opiniones expresadas en este texto periodístico de opinión, son responsabilidad exclusiva del autor José Alberto Enciso Reyes, Psicólogo.