Las inundaciones que afectaron Texas a principios de julio ya dejan al menos 133 muertos y más de cien desaparecidos, principalmente en la región montañosa de Hill Country.
El condado de Kerr es el más golpeado, con 107 fallecidos, incluidos 36 menores. Equipos de rescate y voluntarios siguen buscando víctimas entre escombros y propiedades dañadas, pero las autoridades advierten que las labores podrían extenderse hasta seis meses.
El gobernador Greg Abbott explicó que muchos desaparecidos no estaban registrados en campamentos u hoteles, por lo que familiares y amigos alertaron sobre su paradero.
Una investigación reveló que el sistema de alertas por inundaciones no fue mejorado por falta de fondos, pese a advertencias federales.
Con información de EFE.