La tensión entre Estados Unidos y Venezuela vuelve a escalar. Desde el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, en enero, la oposición venezolana esperaba un cambio drástico en la política hacia Caracas. Ese giro llegó finalmente esta semana: Trump rompió todo contacto diplomático con el gobierno de Nicolás Maduro y declaró una nueva guerra contra el narcotráfico, calificando al Tren de Aragua y al Cártel de los Soles como organizaciones terroristas.
En las últimas semanas, la Armada estadounidense ha hundido varias embarcaciones en el Caribe, con más de 20 muertos. Mientras tanto, crece en Venezuela la expectativa —y el deseo abierto en algunos sectores— de un derrocamiento de Maduro, quien se atribuyó sin pruebas la victoria electoral de 2024.
Analistas advierten que, aunque Trump aumentará la presión, una intervención militar directa sigue siendo poco probable. La tensión, sin embargo, no deja de aumentar.
-EL PAÍS-