Domingo, seis de la tarde. Ya se metió el sol. Ya salió el aire. A la explanada del Auditorio Nacional van llegando ilusionados, por centenares, los olvidados que no olvidan.
Mucho bastón y el doble de pasos lentos. Aunque también mucho cincuentón. Crecieron como crecimos todos en el México del cercano siglo XX: con canciones y con padres y madres y abuelas y abuelos. En ese orden.
(milenio)